
China revela la verdad detrás de las grandes marcas de lujo
Videos virales en redes sociales revelan que muchas marcas de lujo fabrican en China, desatando críticas y reflexiones sobre el verdadero valor del lujo.

Una serie de videos compartidos por creadores chinos en redes sociales, principalmente TikTok, ha puesto en duda la autenticidad del proceso de fabricación de las marcas de lujo más reconocidas del mundo. Los usuarios aseguran que muchos productos de alto valor, como bolsos Hermès, se elaboran en fábricas chinas por una fracción de su precio final y solo se etiquetan como “Made in France” o “Made in Italy” después de un breve paso por dichos países. La revelación ha generado millones de visualizaciones y ha reavivado el debate sobre qué estamos pagando realmente al consumir lujo.
Estas publicaciones no han surgido en un vacío. Su viralidad coincide con la escalada en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Donald Trump anunció recientemente nuevos aranceles del 145 % para las importaciones chinas, lo que fue respondido por el gobierno de Xi Jinping con una carga impositiva del 125 %. En este contexto, algunos fabricantes chinos han decidido exponer que muchas marcas estadounidenses, incluidas firmas de lujo, continúan utilizando su mano de obra y materiales, pese a las fricciones entre ambos países.
Los testimonios también apuntan a que, durante décadas, empresas de renombre han dependido de la cadena de suministro china para mantener la calidad de sus productos, mientras los beneficios quedan concentrados en el margen comercial. Videos muestran que producir un bolso de más de 30 mil dólares puede costar menos de 1,500 dólares. Aunque compañías como Hermès, Prada y Gucci afirman tener sus fábricas en Europa, la denuncia ciudadana apunta a una producción más global de lo que se reconoce públicamente.
Más allá de los aranceles y la economía global, el verdadero debate gira en torno al valor simbólico del lujo. Mientras algunos consumidores se sienten engañados por descubrir que sus bolsos “europeos” fueron hechos en China, otros argumentan que el verdadero atractivo de estas piezas reside en su historia de marca, diseño y exclusividad, más que en el lugar de fabricación. Sin embargo, la transparencia exigida por una nueva generación de consumidores podría obligar a las firmas a revisar sus estrategias.
Estos videos no solo cuestionan el origen de los productos, sino también las prácticas de marketing y la ética empresarial de la industria de la moda. La producción descentralizada, el uso de etiquetas engañosas y la marcada diferencia entre costo de producción y precio de venta reflejan una dinámica comercial que, aunque legal, podría no coincidir con las expectativas de un público más informado.
