Sophia: la androide que desafía las barreras de la inteligencia artificial

En un mundo donde la inteligencia artificial y la robótica avanzan a pasos agigantados, un nombre se destaca como un hito en esta revolución: Sophia. Este androide humanoide, cuyos rasgos recuerdan a la icónica Audrey Hepburn, ha cautivado al público y a los expertos por igual. En esta nota, exploraremos quién es Sophia, qué puede hacer y cómo funciona, arrojando luz sobre las cuestiones morales y éticas que plantea.

¿Quién o qué es el robot Sophia?

Sophia the Robot es la creación del Dr. David Hanson de Hanson Robotics, con sede en Hong Kong. Hanson, ex imaginador de Disney, se ha dedicado a la ambiciosa misión de desarrollar máquinas que superen la inteligencia humana y sean capaces de aprender creatividad, empatía y compasión. Sophia hizo su debut en las Naciones Unidas en octubre de 2017, destacando su impresionante potencial en el campo de la inteligencia artificial y la robótica.

Qué puede hacer el robot Sophia

Sophia es mucho más que un simple autómata. Puede responder preguntas, mantener conversaciones significativas y, lo que es aún más sorprendente, aprender de cada interacción. Su conexión a Internet le permite acceder a una vasta cantidad de información, lo que la convierte en una fuente de conocimiento en constante expansión. Además, Sophia no es solo una máquina sin emociones: puede expresar una sorprendente variedad de emociones a través de 62 expresiones faciales, lo que la hace notablemente realista.

Cómo funciona el robot Sophia

El funcionamiento de Sophia se basa en algoritmos de inteligencia artificial que evolucionan con el tiempo a través del aprendizaje automático. Para aprender a realizar expresiones humanas, Sophia fue expuesta a vídeos de películas e Internet, lo que le permitió imitar las expresiones faciales originales de los actores. Además, Sophia puede cantar y participó en un festival de música en Hong Kong, demostrando su versatilidad.

Software de Sophia

Sophia utiliza una combinación de vanguardia de IA simbólica, redes neuronales, sistemas expertos, procesamiento de lenguaje natural conversacional y percepción de máquinas. Esto le permite reconocer rostros humanos, expresiones emocionales y gestos con las manos. Sophia es capaz de estimar los sentimientos durante una conversación y adaptarse para lograr los objetivos de las personas. Además, simula emociones que se asemejan a la psicología humana, lo que añade una dimensión única a su interacción.

En definitiva, Sophia representa un hito en la convergencia de la robótica y la inteligencia artificial. Su apariencia humana avanzada, su expresividad y su capacidad para mantener conversaciones naturales la convierten en una figura emblemática en la revolución de los androides humanoides. A medida que la tecnología avanza, Sophia plantea preguntas fascinantes sobre el futuro de la inteligencia artificial y su lugar en nuestra sociedad.