China enfrenta grave deflación y riesgo para la economía global

Los precios al consumidor en China han registrado su nivel más bajo en más de un año, intensificando las preocupaciones sobre la deflación en la segunda economía más grande del mundo. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS) de China, el índice de precios al consumidor (IPC) cayó un 0,7% en febrero en comparación con el mismo mes del año anterior, superando las previsiones de los analistas y revirtiendo el leve incremento del 0,5% registrado en enero.

La deflación genera incertidumbre económica al reducir el incentivo para el consumo, factor crucial para el crecimiento. En este caso, la disminución de precios se vio influenciada por la celebración anticipada del Año Nuevo Lunar, que en 2024 ocurrió exclusivamente en enero, contrastando con el año anterior, cuando se extendió hasta febrero. Este desfase creó una base de comparación más elevada, amplificando la caída registrada.

Los precios al productor también mostraron una tendencia negativa, con el índice de precios al productor (IPP) reduciéndose un 2,2% en febrero, acumulando 29 meses consecutivos de contracción. Según economistas de Goldman Sachs, esta situación refleja un desajuste entre la oferta y la demanda en la economía china.

China enfrenta además desafíos estructurales como un consumo interno deprimido, incertidumbre en el empleo y una prolongada crisis inmobiliaria. A nivel internacional, también experimenta tensiones comerciales con Estados Unidos, lo que podría afectar su estrategia de crecimiento basada en las exportaciones. Pese a estos obstáculos, Beijing ha fijado una meta de crecimiento del 5% para 2025 y ha reducido su objetivo de inflación al 2%, reconociendo la persistente presión deflacionaria.

Aunque el gobierno ha enfatizado la necesidad de fomentar el consumo, aún no ha anunciado un paquete de estímulo significativo para revitalizar la economía. Mientras tanto, funcionarios chinos han reiterado su compromiso con la estabilidad del empleo y el sector inmobiliario, incluyendo una asignación de 608.000 millones de dólares en bonos especiales para respaldar la adquisición de viviendas y proyectos urbanos.

El futuro económico de China dependerá de cómo logre equilibrar el crecimiento, la estabilidad financiera y la recuperación del consumo, factores que impactarán no solo a nivel nacional, sino también en la economía global.