2024 marca nuevo récord de temperatura global: un futuro incierto
El planeta supera los 1,6 °C sobre niveles preindustriales, revelando un clima extremo sin precedentes
El año 2024 pasará a la historia como el más cálido registrado hasta la fecha, superando el umbral crítico de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. Esta cifra, confirmada por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), representa un hito alarmante en la lucha contra el cambio climático y revela la creciente vulnerabilidad de nuestro planeta.
La temperatura global promedio alcanzó los 15,10 °C, superando en 0,12 °C el récord del año anterior. Aunque a primera vista el aumento parezca pequeño, en términos climáticos, representa una aceleración significativa en el calentamiento global. Con un incremento de 1,60 °C sobre el período preindustrial, el 2024 cierra una década que ya es considerada la más cálida de la historia.
Este récord no solo es una cifra; es un testimonio de los impactos reales que el cambio climático está teniendo en el planeta. Desde sequías extremas en México hasta olas de calor sin precedentes en Europa, las consecuencias se sienten en todo el mundo, afectando a las sociedades, economías y ecosistemas.
En Europa, el aumento de temperaturas fue especialmente notorio. Con un promedio de 10,69 °C, el continente experimentó su año más cálido, superando incluso los altos registros de 2020. Las olas de calor que afectaron a diversas regiones europeas causaron estragos en la agricultura, los ecosistemas y la salud pública, dejando una huella profunda.
Los océanos, que actúan como un termómetro de los cambios climáticos, también alcanzaron cifras históricas en 2024. La temperatura media superficial del mar subió a 20,87 °C, 0,51 °C por encima del promedio de 1991-2020. Este aumento refleja los cambios en los ecosistemas marinos, incluyendo la desaparición masiva de corales y alteraciones en los patrones migratorios de peces, lo que afecta a la biodiversidad marina.
El hielo marino también alcanzó niveles mínimos históricos, mostrando visualmente los efectos del calentamiento global. Este fenómeno está siendo observado con creciente preocupación, ya que contribuye a la elevación del nivel del mar y afecta a las comunidades costeras y la vida marina.
Los gases de efecto invernadero alcanzaron cifras récord en 2024, con el dióxido de carbono superando las 422 ppm y el metano alcanzando los 1897 ppb. Estas concentraciones son indicativas de la aceleración del calentamiento global, alimentando eventos climáticos extremos como sequías, lluvias torrenciales y olas de calor.
En particular, el vapor de agua, que juega un papel crucial en la atmósfera, experimentó un aumento del 5 % respecto a los niveles promedio de 1991-2020. Este aumento contribuye a intensificar los fenómenos climáticos extremos, cerrando un ciclo que agrava aún más la crisis climática.
Los impactos humanos de este aumento de temperaturas son devastadores. Las olas de calor más prolongadas y frecuentes afectaron a millones de personas en el hemisferio norte, exacerbando las condiciones de vida y aumentando el estrés térmico. En lugares como Los Ángeles, los incendios forestales obligaron a evacuar a 180,000 personas, mientras que en África y América del Sur, las sequías y las inundaciones desplazaron a miles.
Las consecuencias económicas de estos desastres climáticos también fueron históricas. En 2024, las pérdidas aseguradas debido a eventos climáticos extremos superaron los 140 mil millones de dólares, una cifra que subraya la urgencia de tomar medidas ante los costos crecientes de la inacción.
Aunque los datos de 2024 son alarmantes, también presentan una oportunidad para repensar nuestra relación con el planeta. La ciencia, incluida la proporcionada por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, nos brinda herramientas esenciales para entender y mitigar los efectos del cambio climático. Las alertas tempranas y las estrategias de adaptación son fundamentales, pero requieren un compromiso global decidido.
Este 2024 será recordado no solo por sus récords de temperatura, sino como un llamado urgente para que reimaginemos cómo nos relacionamos con el medio ambiente. Las decisiones que tomemos en los próximos años determinarán si nuestro futuro estará marcado por más récords de calor o por la capacidad de la humanidad para revertir el curso de la historia climática.