El deporte de alto rendimiento: un desafío para la salud mental

El deporte de alto rendimiento, a menudo glorificado por sus logros y victorias, es también un terreno fértil para afecciones mentales como la depresión, la ansiedad y los trastornos alimentarios. Estas sombras silenciosas afectan a muchos atletas, quienes, detrás del brillo de las medallas y los trofeos, luchan con una presión implacable.

La jugadora de rugby neozelandesa Te Kura Ngata-Aerengamate compartió en 2021 su experiencia sobre el impacto mental del deporte. “Nunca pensé que enfermaría mentalmente por un deporte que amaba tanto”, escribió en sus redes sociales. Ngata-Aerengamate, quien ha estado en el equipo Black Ferns durante ocho años, reveló su difícil batalla mental a lo largo de su carrera.

Simone Biles, estrella de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, también se convirtió en un símbolo de la importancia de la salud mental al retirarse de las competiciones para priorizar su bienestar. La tenista Paula Badosa, número 8 en el ranking mundial, habló abiertamente sobre la ansiedad y la presión que la afectaron profundamente. “La presión me pudo, la ansiedad me superaba”, confesó en una entrevista.

Atletas como Andrés Iniesta y Michael Phelps han discutido públicamente las dificultades mentales asociadas con el alto rendimiento. “Si tu entrenador te dice cada día que estás gorda, es imposible desarrollarse mentalmente de forma sana”, explicó la atleta Celia Robledo.

La psicóloga deportiva María Cabrera Bolufer destaca que el deporte es un aliado fundamental para la salud mental, con beneficios físicos y emocionales significativos. Sin embargo, en el ámbito de élite, esta presión puede convertirse en un desafío mayor. “El deporte de élite implica una exigencia mental elevada, enfrentando a los atletas a una continua presión”, afirma Cabrera.

Patricia García Rodríguez, jugadora de rugby, también ha experimentado los desafíos mentales del deporte de alto rendimiento. “Es importante diferenciar la perseverancia y el trabajo duro de las situaciones que pueden poner en peligro la salud mental”, comenta.

Un estudio de la Universidad de Toronto, liderado por Zoe Poucher, revela que los atletas de élite son más propensos a enfrentar trastornos mentales, siendo la depresión el más prevalente. “Es esencial reconocer y abordar la importancia de la salud mental en los deportistas”, concluye Cabrera.

En resumen, mientras el deporte de alto rendimiento puede ser una fuente de orgullo y éxito, también presenta serios desafíos para la salud mental de los atletas, quienes deben enfrentar un entorno lleno de presiones y expectativas intensas.